Crisis en los bolsillos: altos niveles de morosidad en el 91% de los hogares argentinos

La morosidad en el pago de tarjetas de crédito alcanzó su nivel más alto en tres años y los cheques rechazados batieron récords en cinco. El endeudamiento familiar ya representa hasta el 30% de los ingresos mensuales, en un contexto de creciente fragilidad económica.

La situación financiera de los hogares argentinos atraviesa un momento crítico. Según datos difundidos por el Banco Central de la República Argentina (BCRA), la morosidad en el pago de las tarjetas de crédito alcanzó en marzo su pico más alto en tres años, con un incremento del 2,8%. Paralelamente, la cantidad de cheques rechazados se disparó al nivel más elevado en cinco años, superando los 64 mil casos y con una tasa de rechazo del 1,3% respecto del total compensado.

El deterioro no se limita al plástico: los préstamos personales mostraron una morosidad superior al 4%, su máximo en nueve meses. A esto se suma un dato preocupante: el 91% de los hogares en Argentina arrastra algún tipo de deuda, principalmente asociada a la compra de alimentos, según revelaron distintas consultoras privadas.

El director del Banco Ciudad, Gastón Rossi, advirtió que el cobro de créditos comienza a ser “más difícil” y encendió una “luz amarilla” sobre el sistema financiero. Esta situación no solo impacta en las familias, sino que también deja fuera del radar crediticio a las pequeñas y medianas empresas, cerrándoles el acceso al mercado de capitales local e internacional.

En este panorama, los créditos no bancarios también reflejan un fuerte deterioro: el 10,4% se encuentra en situación de morosidad, un punto porcentual más que en el mes anterior y más de tres puntos por encima del piso registrado en noviembre. El 70% de las entidades financieras reconocen un incremento en sus casos de incumplimiento.

Eco Go, una de las consultoras que monitorea la evolución del consumo, informó que el endeudamiento familiar equivale al 20% y hasta el 30% de los ingresos mensuales. La carga es aún mayor entre los cuentapropistas e informales: el crédito no bancario ya representa más de un mes completo de ingresos en ese segmento, nivel similar al registrado en diciembre de 2019.

Mientras el Gobierno insiste en que “no hay plata”, la realidad es que los hogares también enfrentan una sequía financiera que condiciona sus decisiones de consumo, socava su estabilidad y pone en jaque el tejido económico del país.