Colapinto, una falla del auto y un mate triste y atragantado

El argentino venía con buen ritmo en la clasificación pero un problema de su monoplaza lo obligó a abandonar la sesión. Largará 19º el Gran Premio de España este domingo.

Luego de un viernes difícil para Franco Colapinto en Barcelona, llegó un sábado triste: el argentino había mostrado un gran ritmo al volante de su Alpine tanto en la práctica libre como en la primera tanda de clasificación hasta que la ilusión se derrumbó con un problema en la transmisión de su monoplaza que lo obligó a abandonar la sesión y no le permitió defender los buenos tiempos que venía sosteniendo. El pilarense logró igualmente superar al Red Bull del japonés Yuki Tsunoda con su vuelta más rápida y largará 19º el Gran Premio de España, este domingo desde las 10 de nuestro país (transmiten Fox Sports y Disney+), que tendrá primero en su largada al australiano Oscar Piastri, quien con su McLaren conquistó la pole.

El entusiasmo por el trabajo del argentino venía en aumento desde que comenzó la jornada, a las 7.30 de Argentina. Se lo veía mejor a Colapinto sobre el A525 desde la última tanda de ensayos, donde ya no había sido el menos veloz de la jornada sino que había terminado la práctica en la posición 17, a 1s698 de Piastri, quien lideró la tanda. La ilusión creció cuando el pilarense se lanzó a la primera sesión de clasificación y bajó el registro de 1m14s por primera vez en todo el fin de semana. Algún mate habrá quedado frío sobre la mesa, olvidado, opacado por el empuje del piloto que lleva el número 43 sobre su monoplaza, que con una gran vuelta había volado alto en la tabla de clasificación, quedando a 783 milésimas del tiempo del australiano, el más veloz de la sesión. El mate ya volando por los aires de la emoción, la yerba derramada sobre la ropa del cebador y el ardor del agua caliente sobre la piel que no quemaba, porque era más la alegría de ver a Colapinto en su mejor momento del fin de semana, con buen ritmo y un giro que ilusionaba con una performance que lo dejara entrar a la segunda tanda de clasificación, esa a la que llegan los mejores 15 tiempos del día.

Y entonces pasó lo peor, lo más inesperado y triste, deportivamente hablando. El argentino estaba ubicado primero en la calle de boxes para salir a defender su tiempo con un tercer giro final sobre el circuito de Barcelona-Catalunya cuando el A525 quedó detenido y Colapinto no lo pudo arrancar. Si en algún momento la ilusión llevó a pensar que el argentino estaba estirando un poco su salida para generar aire limpio y una vuelta sin tráfico, los segundos transcurriendo con su auto detenido empezaron a preocupar y a augurar algo que no podía ser positivo. Y no lo era. El argentino quería acelerar y solo veía alejarse en el horizonte al monoplaza de Pierre Gasly, su compañero de equipo, quien estaba delante suyo en la calle de boxes, y luego al Williams de Carlos Sainz rodeándolo y adelantándolo por la derecha, mientras él intentaba entender qué pasaba con su A525. Con la velocidad que caracteriza a la Fórmula 1, la impotencia, la desesperación y la tristeza atravesaron el cuerpo del argentino, mientras sus ojos veían cómo todos los autos de la fila de boxes lo sobrepasaban y entraban a la pista a buscar esa misma clasificación que a él se le escurría entre las manos.

El pilarense logró avanzar unos pocos metros antes de que llegara desde el radio la orden de detenerse y abortar el intento de defender sus tiempos. Allí estaba Colapinto, más solo que nunca al interior de su monoplaza, primero cruzando las manos sobre el volante, luego tomando con ellas su rostro, o lo que de él tenía al alcance descubierto del casco que luce la bandera argentina. "Lo siento, amigo", decía el radio. Sin furia, con delicadeza, Colapinto sacaba y encastraba su volante antes de salir del auto, ya sin nada más por hacer, con la misma desolación del madrugador argentino que quería abrazarlo -pero los separaban un océano entero y más de 10 mil kilómetros- y debía conformarse con chupar el mate más amargo de toda la mañana.

"Creo que fue algo de la caja o el embrague, no sé bien qué pasó, pero es una pena cuando esto te deja sin posibilidades de pelear en la qualy, más en la Q1", fueron las primeras palabras de Colapinto en diálogo con la prensa, luego de lo ocurrido en la clasificación. "Teníamos buen ritmo, estaba fuerte -agregó-. Creo que estaba noveno antes de mi último run y tenía todavía mucho por mejorar. Una pena… Un poco triste porque era una buena oportunidad… A enfocarse en mañana ahora. Creo que fue un buen trabajo después de lo de ayer. Ayer no teníamos ese potencial en el auto, trabajamos bien a la noche y hoy lo sacamos adelante. Una lástima lo que pasó". El argentino, sin embargo, fue positivo: "Me sentí mejor. El domingo es una carrera larga y hay oportunidades". Alpine, por su parte, adelantó las razones de lo ocurrido: "Tras examinar el auto de Franco y los datos después de la clasificación, el equipo ha identificado un problema en la transmisión. Se darán más detalles antes de la carrera".

Allá lejos quedó la alegría porque Gasly, su compañero, alcanzó un valioso octavo puesto que le permitirá pelear por los puntos. En la desazón, rebotaban en la cabeza de los fanáticos argentinos las imágenes de la pole position de Piastri -el más veloz con un tiempo de 1m11s546-, detrás de quien llegaron Lando Norris y Max Verstappen. El Gran Premio de España llegó de un modo que no hubiéramos querido. Es una carrera larga, como dijo el pilarense, que largará anteúltimo. Será hora de poner a calentar la pava otra vez y esperar que este domingo no haya problemas con el auto de Colapinto -como el viernes con la fuga hidráulica, como este sábado triste-, quien ilusiona a millones cada vez que se sube al Alpine pero necesita que las cosas funcionen para demostrar todo aquello que se le exige y todo aquello de lo que él es capaz.